Titulo original : Balisage au Groënland
Para la exploración del macizo groenlandés, el autochenille era hasta hace poco la única alternativa al tradicional trineo tirado por perros. El avión no podía aterrizar en el suelo helado, y sobrevolar las gélidas soledades sólo permitía una exploración muy superficial. El helicóptero cambió todo eso gracias a sus cualidades de flexibilidad, estabilidad en vuelo y, sobre todo, resistencia al frío, que lo convirtieron en el complemento indispensable del avión. Traído por este último, el helicóptero, montado en pocas horas, realiza misiones que habrían requerido varias semanas en autochenille: localización de pasos, elección del emplazamiento de campamentos, transporte de personal y enlaces varios. Sólo su limitada autonomía de vuelo requiere repostajes frecuentes, que realiza la aeronave en puntos convenidos.