


Es un juego fascinante comparar las imágenes del París de ayer con las del París que conocemos hoy, sobre todo si se prefiere a los «imagiers» antes que al pintor. Los imagiers eran los modestos y concienzudos creadores de mapas y grabados de París. Del París de la Edad Media sólo queda un puñado de imágenes, pero en el siglo XVI había una oferta incomparable. El París de Israël Sylvestre y Mathieu Meryan, con sus paisajes rurales y sus maravillas desaparecidas, es sobrecogedor. Después se acabó el reinado del grabado, empezó el de la fotografía, y dejamos el mundo de los imagineros por el de Marville, que fue el gran fotógrafo de París a mediados del siglo pasado.