


Desde hace mucho tiempo, en el bajo valle tropical del río Cali, en Colombia, el pequeño pueblo de Juanchito se dedica a una actividad muy curiosa: la pesca de arena en el fondo del río.
Estas gentes, descendientes de esclavos, han sabido conservar su amor a la vida y su sentido de la naturaleza, típicos de África. Han convertido el río en un nuevo Níger.
Sólo los jóvenes tienen la resistencia y la energía necesarias para llevar a cabo el duro trabajo de buceadores. Sin embargo, no hay rencor entre estos negros, que han sabido conservar costumbres llenas de frescura y poesía. Como la construcción de una casa de bambú para una futura madre de 16 años.
El río participa en esta fiesta de esperanza y alegría, llevando a la pareja lenta y sabiamente en una balsa de bambú hasta este pueblo feliz donde la gente sabe vivir sin dinero ni odio.